Mañana y el mar, XIII

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Necesito el cariño del mar de la noche,
conformista en tiempo y forma;
es la novia olvidada en puerto que
siempre me espera,
es el aire con olor a sal mojada
que siempre ama a mi sentido olfativo,
puta a la que pagas para solo hablar
de la mutua mierda que hay encima,
de la compartida soledad tan apacible
sin recordar los momentos de muchedumbre.

Necesito que la bala de momentos
salga fulminante a las olas ancianas,
que se esparza creando espacios blancos,
tiempos nuevos.

-Todo fue un sueño,
ahora debo estar durmiendo-

La botella del genio está en obras,
sin casa y sin taller
él se alimenta como cualquiera
de güisqui con hielo a media tarde.

Hablando de cual,
somos unos cualquieras.

Ojos empanados, pastillas por doquier,
podría transformarme en croqueta,
o en dictador del infierno,
vete tú a saber.

-Todo fue un sueño,
ahora debo estar durmiendo-

Todo fue un sueño, ahora duermo,
no caen amores en cesto de demonio
ni pesadillas en el creador de sueños,
me he sentado encima del rabo,
te he pinchado con los cuernos.

Una cerilla prendería el mundo entero,
apágala, todo fue un sueño.

Leña del árbol caído
y una cerilla
o un mechero
apágalo todo fue un sueño.

Una cerilla prendería el mundo entero.

Hay un escaparate con frutas de la codicia resecas,
dos moscas follan a unos metros,
qué bien que se mantenga la vida.

Soy el maniquí que saluda
con amputaciones en cera viva,
encendieron las luces con encorbatados granujas de fuego,
el brillo de la represión se convirtió en holocausto,
ahora debo estar ardiendo.

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