lunes, 15 de septiembre de 2008

Y ya lo habíamos dejado.

.



Por un momento
dejamos en el ropero
el odio y la pena
y nos entregamos
al polvo del ansia.

Sentado en la silla
el arrepentimiento
espera su turno
para echar las cartas.

El néctar del sexo
hidrata los rostros,
el aire dilatado
explosiona rojízamente,
se torna blanco,
se allanan las dunas.

En la ducha
pegado a la mampara
un cabello anda
disfrazado de medio
corazón;
queda inmóvil al
agua y fotografiado
por una sonrisa
forzada por amenazas
interiores.

Acabadas en agua fría
miradas al tapete
para descubrir
sin pizca de asombro,
el poker ganador.



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ahora tú