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Te amparé de compañera
en el hogar de mi deseo,
en la hoguera de los mil maderos
tallados a mi manera,
en la quema del mundo restante
para confort de ambos.
Si dejé algo de piel por sembrar en infierno, fue por error.
Pero mal supe tenerte y peor supe cuidarte,
y te dí de comer de mi pan con piedras.
No me extraña que ahora mellada,
hagas puré de quien venga con
reclamación abierta de tu cariño..
domingo, 12 de octubre de 2008
Eres la asesina de la minipimer (y yo tengo la culpa)
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mientras más damos, más nos sacan...
ResponderEliminarmil besos
¡qué precioso!
ResponderEliminar(y qué bueno)
con pasa puré tradicional tiene que ser más tortuoso..jeje
Este escrito lo podías publicar aquí
ResponderEliminarhttp://nomassilencios.blogspot.com/
Hay alimentos que nos traicionan el alma.
ResponderEliminarsuele ocurrir que a veces de masticar piedras pasamos a triturar personas....hay una línea tan fina entre ser mal amado o bien amado...aayyyy. Este lugar sigue delicioso. muchos besillous.
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