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Ya llegan los prolegómenos a la cercanía,
tu voz suena tan lejana y
te necesito tan cerca como
la sangre, como la necesidad
fisiológica más lógica y rutinaria,
eres paño húmedo frente al calor
y llama viva para el invierno,
tranquilidad en tu frágil vulnerabilidad
apoyada en mi pecho, techo de
mis orgasmos y reflejo de mis
sonrisas, brisa de lavándula
para el quemado de tantas y
tantos, llanto que enciende
mi carisma protector, rumor
llevado a ensayo, clavo que sujeta
la plataforma de mis anuncios,
grumos de un colacao en ayunas,
la más dulce y la más puta,
mármol sobre soledad irritada,
prolongado placer, el goce de
alimentarse en espíritu, in situ
candente golfa y cariñosa compañera,
y como ya he dicho y borrando los
pensamientos posesivos de vida,
mi niña, mi ramera, mi caliente espera.
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