.
Quería saber de ti, pero no quería llamarte, no sé, no sé.
Quería probar tus ramificados abrazos, tus bajadas al
cielo que me llevas, tus descensos más cariñosos y perversos,
los muerdos de hinchados tallos, los tragos que le das a mi vida,
la avalancha que llega y me alegra que sea contigo.
Quería quererte un poquito, quería comerte todo en
este momento, pero no va a poder ser.
Y luego pienso; si no me consume el color rojo, si no debería
pintarme en austeridad sexual, si no sería mejor, pero es
engañarme.
He traído trajes de colores, poneros uno tontos de los cojones,
cantad y que vengan las flores, que todos bailen las grietas
de mis amores, que podamos leer esto y no entender nada,
que el realísmo de no ser como somos mate a Breton.
Joder qué incómodo tan alto y en bragas de charol,
te brilla la cara como a luciernaga mal traída, pero
espero que la aurora sea blanca como las nalgas a las
que tan poco sol llegó, esas que te esperan.
Debe seguir el alcohol por mi sangre, o eso o ya no
soy condescendiente con lo que pienso, o simplemente
me cansé, y ahora pago mis caprichos con desrimas
y dichos de ultratumba, y ni arreglo escritos ni repaso
lo dicho, solo lo cuelgo.
Salió en las cartas el colgado, besos ahogados de un borracho
y un carpaccio de letras, las tretas que me traigo contigo van
camino de un buen nacimiento, a ver a quien hay que matar
en el intento, pies de cemento, aliento de ruso, ojos de mosca
para las mujeres, ¡cuantas hay!
Cuanto vale la que quiero.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahora tú