miércoles, 2 de septiembre de 2009

Sí, repito palabras.

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Cuando relfejo las caladas de mi ansia

siento morir una parte de mí, de enfermedad.

¿Crees que puedo dejarlo cariño?

¿Han infectado mil plagas de angustias este súmmum del error?

Para ti lector, no me queda mucho tiempo,

nunca se sabe cuando vas a exprimir todo,

sabiendo como está todo, no padezco de preocupación,

es cierto que mi nación es hipocondriaca y

no tiene solución como todos los errores del dinero,

como todos los errores de mi nacimiento,

de mi posterior entrega, de mi refriega por el insulto

y por la desdicha, de mi entrega a la plaza vacía,

arrojo a la plaza las palabras más insultantes, rebozo

de fritanga los recuerdos, sí, repiten.


Quebrar la gracia, quebrar las gracias en un distraído señor,

un borracho que me atragante, unos infantes que me atormenten,

drogas que me aproximen al avismo, amores que me lleven a

la muerte, gentes que me donen a la inconsciencia, dejándome

por buen postor con el señor de las bestias, qué déspota es la vida,

así la hacemos canción, con teleraña de piratería legal, que nos

ataca por todas partes desde el huevo. Fríe las letras que te mandan

de hacienda y de la luz y el gas, y los engaños telefónicos, y los enganches

televisivos y telefónicos, e interneteros, y yonkis de la luz las bombillas

que se apaguen, ojas cayendo en tus ojos, con muchos numeritos,

todos los rojos en tu cartilla, y bancos dominando a los gobiernos,

y necios gobernando tu hogar, tu barrio, tu colegio, tu centro de trabajo,

tu universidad, tu vagón de metro, tu parque de bancos medio rotos,

y algún arbol tronchado, tu banco, tu canción, tu cd de grabación,

tu información, tu imagen y semejanza.



Y aun así debería tener esperanzas puestas,

Sancho se hace listo, ahora como verdura,

leo más y exprimo mi sensación, eso me queda.








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