sábado, 5 de abril de 2014
Mensaje en una botella de agua mineral, natural.
Cuestiono si los recuerdos
son como velcro
para el alma.
Aullidos en desgarro
de la mano diestra.
A algunos les encanta
el tremendo inventazo:
Un lado a garra y el otro aguanta.
Suena mal y bien, sobre todo engancha.
Útil en parches de quita y pon que se
desgastan hasta caerse, esto ya no pega,
chichinabo.
Pero a dónde terminan.
[Que sea donde sea ese cajón me contiene]
En la fuga contemplé no ser muy grande y
aterrizando delaté más pequeño que mesa,
que silla, que ventana.
Es una trampa; si no soy grande no la alcanzo,
no le intereso, no tengo nada que ofrecerla.
Querría ponerle flores en la repisa
regarlas con cuidado y cariño,
tener la última oportunidad y ser ganador
señor de mi casa, un mandado de sus alegrías
redimirme; cuidar y proteger lo más
preciado que desprecié.
Sin embargo muestro a otro cuando me ofrecen
una baza. Pues vaya cartas me han tocado,
lo mio no es el juego.
Y hace tanto frío en el suelo... llega tan poca luz,
se ve que el ángulo no es el apropiado
y tienes echada la persiana.
Nunca bajé las de mis ojos con más placer
que cuando eras mi casa con vistas
a tu olor a mar, qué mejor refugio
para anclar a un nómada.
Lo de ser un ñoño se me da fatal
son versos que sobran, pero nos
enseñaron a dejar huella del proceso,
la marca es arácnida.
No siempre es verano sabes, y hay bichos,
y a veces friegan con lejía, y me destiño,
me intoxico, rectifico, pero la vida no
tiene stops ni pasos de cebra;
hay que llevar las suelas en condiciones
y tener mucho ojo con lo que se pisa,
no vaya a ser que cometas una barbaridad.
Dormir en una caja de cerillas trae muchos
problemas para un ser incendiario.
El descreíble hombre meguante.
_¿mejor me quedo en esta altura entonces?
Soy consciente de que soy un niño, aquel.
Que retratastes intentando alcanzar una soga.
He dejado esa empresa y ahora busco luz, calma,
silencio, paz, armonía, campo, un puesto de pipas.
Soga dejando paso al hilo y la aguja, algo más fino
huyendo hacia delante de los recuerdos de velcro.
Pero es una metáfora meramente engañosa
esa cosa del velcro
puesto que sus propiedades se regeneran,
algo directamente asociado a la costurera.
La cara del velcro que aguanta suave acaricia,
la que engancha araña y la araña nunca para,
tiene que comer, dar chichita a sus hijit@s.
Nos fuimos y nunca he vuelto.
Dónde andaré.
Juego con las pelusas, porque agarra muchas pelusas,
con las pelusas voy jugando.
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