miércoles, 10 de diciembre de 2014




Hoy se abrió una rendija y el mínimo calor que entró me dió muchísimo frío.

El anhelo es hielo. 

Pero el hielo quema, arde en la piel sensible.


El fénix de lo eterno ahí nace, volaría hasta ti si me dieses una mínima razón clara lo juro.


Tantas cosas han cambiado y nada ha cambiado dentro de mi alma cuando se conecta a la tuya

aunque sea durante un breve instante.

Donde hubo se retuvo el problema es que sea por un tubo si se es de mal beber,

por muy cutre que suene la frase la sentencia es embriagadora.

Fui a acólitos anónimos para hacerme ateo de la creencia del cuerpo de visto,

visto lo mejor, todo está visto. Siempre hay recaídas.

Construí ciertos muros histriónicos que solamente me sirvieron para empeorar las cosas,

una autodefensa que no defendía absolutamente nada que mereciese la pena.

Reconozco cierto tormento dibujado en ello,

aunque como con todos, se aprende a vivir dándoles manotazos sin odio,

con melancolía pero una sonrisa amablemente moderada y sincera en el rostro.


Se han derrumbado pero no hay drama, limbo.


Quiero que lo sepas por muy mal que quede decirlo, el miedo no lleva a ninguna parte,

el miedo a quedar en ridículo tampoco, el miedo a borrarlo por ser un mensaje que llega

a ninguna parte tampoco, el miedo a aburrir tampoco, el miedo tan poco es.

Así que escribe, por que el que lo recibe, lo desea con toda su alma.







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