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Luminiscencia de sol difunto me abate
entre las nubes del suelo,
el cielo cerca de la extravagancia
choca con su hermano destino.
Sol, testigo y ayudante occiso,
parte de mi guerra de letras nerviosas.
Que cerca está el deseo en niño tonto,
a un petisuí de manos lascivas.
Tiempo atrás...
Me tomé dos infancias con hielo,
me sentaron mal.
Esa prenda me aprieta y no me deja,
está llorando a ladrillazos.
La máquina de colores no arranca,
y la estación es revulsiva y egoísta.
No llevo ticket estoy jodido,
el revisor corre como galgo cabrón,
la vida siempre que llega, llega con prisa.
Miro por la ventana,
han llovido señoras en el río
y resulta que los muñecos las
han recogido.
Cuando me apeo les saludo,
me reciben con bienvenidas
de trapo mojado,
con sonrisas de hilo chino
y ricos bocadillos de nocilla,
que maravilla.
¿No es más irracional el pasado?
no entiendes nada,
no te culpo.
Error mío una que pasaba.
Mil a la una!
mil a las dos!
adjudicado!
el cuadro es
para la neurona más gorda y tonta.
Enhorabuena, por cierto...
parece usted un haba estallada
en lágrimas de desquicio.
Bonito cuadro.
Y contra viento y marea
surgió de la plebe asfaltera
el loco pero cuerdo despeinado.
Cogió el lazo de tus recepciones
y al saludar al público se trabó.
De enlace a accidente...
de héroe a bobo.
Que le ayude tijeras de pétalo
si se concibe el nacimiento,
y que baile de felicidad,
sin cama de los silencios,
sin final feliz,
a una dimensión sin manual
de instrucciones.
-Tú ni me conoces ni me entiendes,
cierras,
y rezas a la tontería-
P.D. Qué bonito sería decir eso de:
-Comieron suave cercanía de postre-.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Luz de sol muerto, III
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