.
El techo de las costumbres se derrumba
haciendo un suelo amoldado a mí.
Y siempre estaba en guerra
con natura,
ella negandose a que la haga progresista,rechista pero sonríe si no la perjudico.
Y
llegaste tú ángel rizado,
de pastora de un naufragio
mandado a
pastar en mis ramas secas.
Traías dos soles en las manos cerradas
que lanzaste en pulso a dar vida,
y bebiste de mis lágrimas
para depurar lo más triste.
De entrada pensé en como
lograría destruir tanta felicidad;
de segundas si era auténtico,
y al ritmo de afables palmadas
bailaban las serenidades sobre
mi cabello para calmar al negro lobo.
Mis gracias fueron
miles.
¿Cuando dejaré de hacer
preguntas escritas?
Los espejos no mienten mirada caduca.
Un demonio se colará
por la ventana,
los espejos no mienten mirada caduca,
los
brillos de las noches muestran que
la diversidad no descansa,
sigue la oferta y la demanda.
Ofreceme una buena estancia,
seamos caracol,
seamos caravana de pluma al viento,
seámoslo,
pequeña oportunidad..
sábado, 18 de octubre de 2008
Carta de un chico triste que regala sonrisas
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Que profundidad la de tus textos, realmente deberíamos ser como en ellos.
ResponderEliminarSALU2
El temor hace perder trenes :)
ResponderEliminarBesos, lobo
Sólo tú sabes a quien se lo dedicas
ResponderEliminarMe gusta tu forma tan DIFERENTE y especial de escribir
Me ha encantado este poema. Los dos primeros versos me han dejado loca. Adoro la hondura con la que tu palabra desgrana realidades. Un abrazo de lobita.
ResponderEliminarAmigo, ser lo que querramos, el espejo no miente jamás...y si le damos tiempo siempre nuestra mirada caduca.
ResponderEliminarmil besos poeta.