sábado, 4 de abril de 2009

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Acordarme de como miras mi fuego,

llevarme a la boca arena del mar,

carne cruda.


Recoger tus diagonales en un solo movimiento,

introducir de un solo golpe toda mi intención

sobre tu cuerpo, que me grites y que yo

me suelte, lo suelte todo.


El asco no existe, lo inventaron para los demás,

la biblia es de piel y tiene extremidades, dinamísmo,

no está exenta de modificaciones, tiene ansia de

fusión en caliente, no es divergente con otras corrientes,

sino que busca lo mejor de cada punto poco frecuente,

descontenta a la gente que no supo salir de la línea marcada.

Pero eso ya lo sabes.


Todo eso ya me lo haces.



Quiero que sepas que no quiero ahorrarme nada,

que darlo todo es lo único que entiendo, que

nunca he sabido ser reloj de arena, siempre me

he comido el tiempo, la luna y el sol, las ganas,

las corridas, las rojizas marcas, la sangre, las

manos y las gracias. Pero con el cariño juego

sin ánimo de lucha.


Y hoy, no podré ser yo contigo. No estás calma.

Cuando vuelvas seguimos.




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