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La lejanía se hace niño
que se acuna en mis pesares,
mis males son tales que
en recuerdo se atragantan,
si los comparo con otros de
algunos tampoco son tan.
Penita de lágrima oscura
roza mi mejilla en pensamiento,
fin del mundo, misil taciturno
al apopléjico canasto de las
buenas gentes, mimbre estrujado.
En mi pasillo te pinté con calcetines
color magenta, y monocromo negro
el recorrido de tu cuerpo, esos colores
de tu rostro los lleno en el día a día,
los repinto con mi mirada de recuerdo.
Esta mañana olí tus bragas de buena
gana, han estado toda la noche en la
acompañante, blanca almohada, si
hubieras estado aquí la luz se apagaría
mojada, mi sangre coabularía en segundos
vampíricos, habría narcisa fusión, nos
miramos juntos y en nuestros flujos, quiero
inventar una palabra que no diga dos.
Tus tallos de pequeña son
azulejo de mi lengua,
tengo tarros de leche
condensada para tus perchas,
cuelgan globos de colores
por toda la pupila,
sangra de ganas la
vagina a su ansia,
saltan las venas del
tronco que va al espacio,
ese que se completa con
mi cariño lento y ralentizado,
acabado en agotador impulso,
ruedan las marcas, grita
la sentencia sin controles
que me lanzan, tengo
potestad para ser furia,
feminidad, posterioridad,
tolerancia, sér finito.
Sin más objetivos quer la longevidad
del suceso rojo, amapola de mi ensalada
aderezada con sangre, aleteando a la
caliente abofeteada, suave filo
de fino acero templado,
saliva por tu cara,
saliva por tu culo,
saliva por todos nuestros mimos.
Pero no se horroricen, tengan
en cuenta el don de poder
comparar, la ilusión de ver
cómo se puede llegar
a este bienestar sin
castigar a seres terceros,
el amor es lo único bueno
que tenemos, cuando se junta
con condenas se disuelve el pleno,
llega la desestabilización y la
mala estadística,
tenemos solvencia sexual, contemporánea
y absoluta, mi buen amor disfruta
y yo soy espejo que lo refleja,
tengo sueños húmedos hasta con viejas,
pero a nadie escojo antes que a ella.
Tiene aguijón mi reina en la caricia,
tiene codicia por joderme a pleno pulmón,
tiene un gran corazón que me ofrece en
plato de sábanas, posee tal descontrol
que no lo suelto ni viéndome en el fondo
del mismo averno, tiene lo que un
fuego supremo siempre ha estado buscando,
creo que acabaría completamente desfigurado
si llegase a convertirse mi escorpión en puro ácido,
su cuello da calcio a mi dentadura, su tamaño aviva
mi postura, su cultura columpia mi deseo, su pelo
adoctrina a mi anarquista, su brisa vaginal abanica
mi cabeza, sus preciosas acciones las coordinan
manos de artista; tiene penas como cualquiera de
los presentes, tú y yo.
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